Las funciones del maestro de música y la administración escolar: divergencias y convergencias

Comenzar un nuevo año escolar representa retos que posiblemente son resonancias del anterior o rutas alternas que descubrir a través de la reflexión y la gestión renovada. Me refiero a que el escenario laboral, el currículo, la carga académica, las encomiendas, los horarios, el reparto de colegas, entre otros, podría ser el mismo o diferente. De cualquier forma, será muy beneficioso afrontarlo todo con optimismo, flexibilidad y compromiso firme con la tarea. También es comienzo de nuevos comienzos para el magisterio que se estrena como figura principal de la sala de clases. Ante este panorama, el maestro de música en particular enfrenta dilemas que, si profesionalmente no los ha resuelto, corre el riesgo de que pierda el control de su futuro docente. En primera instancia la identificación de los propósitos y lealtades de la institución en donde se desempeñará es un buen punto de partida para conocer lo que será su paso durante el tiempo que labore en ella. Por ejemplo: si la escuela es pública o privada, a que población sirve, que número de estudiantes tiene, como se divide esa comunidad escolar y un largo etcétera que se ira develando a través de la profundidad de la investigación de contexto que se irá haciendo. El en caso de instituciones públicas debe estar regulado la cantidad de grupos por día, el horario (académico o laboral), el currículo, el tiempo lectivo por nivel académico, las responsabilidades y funciones del docente determinadas en un reglamento, es decir que la estructura debe estar bien definida. Los establecimientos privados tienen lineamientos de funciones y responsabilidades docentes como naciones en el mundo. Es decir, que está claro que responden a su interés económico en primera instancia. No obstante, si la gestión del docente dignifica la institución (privada o pública) será menos probable algún conflicto entre el poder administrativo y la firmeza del maestro o maestra.

En mi experiencia como docente por más de tres décadas podría señalar que todas las administraciones intentan buscar las mejores formas de mantener una quietud laboral. Sin embargo, eso no siempre se logra si una de las partes no conoce la misión propia y la de su supervisor dentro del ámbito escolar. Por tal razón, es imperativo que el docente tenga su filosofía, ideología y devoción hacia la educación. Luego, debe conocer la misma información tanto de su institución como la de sus administradores. Sin convergen existe una gran posibilidad de que no haya conflicto alguno, si hay diferencias entonces comienzan los esfuerzos por la identificación de puentes entre ambas visiones. Podemos enumerar algunos pasos de inicio:

1.     Conozca bien el reglamento docente si es una institución pública y escudriñe con detenimiento el contrato de servicios si se trata de una institución privada.

2.     Establezca una reunión con la administración escolar con el objetivo de:

a.     Incoar una relación cordial con el patrono dentro del respeto mutuo

b.     Mencionarle sus inquietudes y expectativas como docente de música

c.     Conocer cuales son las expectativas de la institución para con sus gestión docente y laboral en la enseñanza de la música específicamente y saber la visión sobre la enseñanza de la música desde el ámbito administrativo.

3.     Este al tanto de las responsabilidades reglamentarias de su supervisor. Debe identificar esa información de modo que se pueda tener referencia en caso de alguna divergencia profesional.

 

Estos primeros contactos entre la administración y el docente de música cuentan con el supuesto de que tanto el docente como el director o directora cuentan con ideas claras sobre la gestión y complejidad de la docencia de música en contraste con las demás materias. De lo contrario, la salud laboral tendrá grandes quebrantos durante todo el año académico. ¡Feliz año 2019-2020!