Vivir una vida musical: algunas sugerencias para un músico-maestro en constante escucha

El devenir de los tiempos se muestra más cambiante cada día que pasa y, en nuestro caso, la música que escuchamos va marcando el paso de la pertinencia social de nuestra profesión. En no pocas ocasiones he escuchado colegas que no toman acción sobre sus carencias profesionales. Por ejemplo; un docente de lenguaje que no cultiva hábitos de lectura, otro de educación física que no es el mejor modelo de salud o un maestro de música que no asiste a conciertos ni recuerda cuando fue la última vez que tuvo contacto con su instrumento musical primario. Sin duda, existen factores que afectan el desempeño práctico del docente. Pero en el caso del docente-músico el tener un repertorio conocido para realizar su tarea educativa es vital. Es por tal razón, se recomienda una exposición continua a las variantes musicales del momento y de la historia desde una perspectiva local en primera instancia y una global como secundaria. Esta estipulado que en la mayoría de las instituciones formadoras de docentes-músicos los contenidos están comandados por música centro europea de varios periodos históricos.  Sin embargo, la función educativa de muchas de las propuestas musicales de corte académico no está del todo clara entre los responsables de mejorar los ambientes musicales de la escuela. Es en esa dirección que, debemos asegurarnos de que podemos identificar y problematizar música que históricamente ha acompañado a gran parte de las sociedades mundiales antes y después de las aventuras coloniales de Europa.  

Para comenzar una auto prueba de profundidad de contenido musical es saludable volver a escuchar obras conocidas, identificar su compositor, época histórica y su título. Seguramente esta gestión provocará reacciones muy positivas en la autoestima y en la identificación del reto personal y profesional que nos motiva. También es recomendable exponerse a músicas que no conocemos.  Así se van refrescando conceptos y despertando curiosidades que avivarán la pasión por la música que un día marco la pauta de nuestro quehacer venidero y que hoy nos podrían servir de marco para propiciar una experiencia musical significativa en la sala de clases.

Sin mucho esfuerzo se puede indagar en la plataforma de música digital preferida y ponerse en contacto con lo más escuchado en la categoría de música clásica. Además, existen varias recopilaciones hechas por diversos autores y organizaciones que opinan sobre las mejores piezas de todos los tiempos(desde la perspectiva occidental). Podríamos encontrar desde las mejores 10 hasta números cercanos a la centena.

A continuación, algunas obras musicales muy populares por las que podríamos comenzar nuestra escucha atenta:

1.     La pequeña serenata nocturna, La sinfonía 41 y la Obertura de las Bodas de Fígaro de Wolfgang Amadeus Mozart

2.     El tema principal de la quinta sinfonía y el Fur Elise de Ludwig Van Beethoven

3.     Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi, en específico La primavera

4.     La Toccata y Fuga in D minor de J. S. Bach

5.     La habanera de la ópera Carmen de George Bizet

6.     El Danubio azul de Johann Strauss

7.     El Bolero de Maurice Ravel

8.     El duo de las Flores de la ópera Lakmé de Leo Delibes  

9.     El aria Nessun Dorma de la ópera Turandot de Giacomo Puccini

10.  La danza de los caballeros del ballet Romeo y Julieta de Serguei Prokofiev

11.  La obertura de la ópera Guillermo Tell de Rossini

12.  La máquina de escribir de Leroy Anderson

13.  La rapsodia en azul de George Gershwin

El largo etcétera es la gran ruta de escucha que nos espera. Como profesionales de la música no podemos olvidar que la escucha debe ser sistemática y estructurada. La disciplina de escucha atenta implica repetición y continua reflexión sobre la obra de manera que se fortalezcan las ideas para la creatividad áulica. El libro The Daily Book of Classical (2010) de Chew, De Reiter y Gilbert puede darnos una mano en esa empresa.