En el estudio con Los Rivera Destino

A través de los muchos años de docencia se va aprendiendo la complejidad de la misma, pero, a la misma vez, se disfruta más y más de las experiencias con nuevas generaciones de creadores. Tienen un valor incalculable. Esa y un mar de sensaciones fue compartir con Los Rivera Destino en el espacio donde gestaron su más reciente propuesta músico-socio-teatral “Dura”. Estos me invitaron a formar parte de la producción como saxofonista y tuve la oportunidad de observar parte de su proceso creativo, donde todos los integrantes aportaban ideas conceptuales, musicales y estéticas. Me consta que se adentraron en la música de los años 60 y 70 del siglo pasado para que la inspiración les mostrase su base sonora. Mi experiencia comenzó con mi llegada al estudio de grabación en donde me encontré con un ambiente de amistad y muchas ganas de disfrutar el proceso de creación del nuevo sencillo. La bienvenida fue muy amena con algún formalismo inicial dado el hecho de que una pequeña porción del grupo pertenece al ejército de exalumnos que han pasado por mi aula durante mi carrera docente. Después, alegremente, se soltaron los Destino en su rivera.  Como introducción a la camaradería, algunos pedazos de pizza acompañados de una cerveza victoriosa presagiaban una larga noche de trabajo. Debo confesar que, de la canción original, solo conocía el adjetivo que se repite 41 o 42 veces. Sin embargo, confiaba en que el destino de esa canción cambiaria mucho después del cha-cha de la agrupación.

Luego de construir la zapata y la forma de la pieza, ubicando el piano, el bajo, la sección rítmica y el toque de la guitarra como referente del estilo, hicieron su aparición las líneas melódicas de la trompeta y el saxofón alto. Pude apreciar como buscaban timbres que aumentaran las posibilidades interpretativas de la trompeta y después con el saxofón alto exploraban las posibilidades sonoras como sellos de identificación dentro de la armonía característica de los big bands clásicos. Al final mi ejecución del saxofón barítono fue el producto de la empatía sentida en el plano personal, sentimental y profesional.

Muchas emociones se edificaron esa noche provocadas por el respeto y la fuerza que impartían los muchachos detrás del cristal que albergaba la consola. Los comentarios y recomendaciones llenos de afecto cuando algún músico no lograba lo esperado estimulaban a realizar un trabajo depurado; un proceso que conlleva deseos de expresión, investigación, estilos nuevos de comunicación y modelos creativos de reflexión sin perder el placer de la diversión en el camino.

Si hago algún tipo de comparación con la apuesta musical original de Daddy Yankee, podría concluir que es una derrama en una base rítmica en forma de pulso cardiaco que se acelera y se retracta en un intento electrónico de reggaetón, sin duda apoyado en la fórmula que promete un éxito efervescente entre unos fieles seguidores de su figura.  Además, establece un panorama que guía al oyente por un sendero construido por una receta de consumo rápido. Ahí está el paso de batón a Los Rivera, elevando el nivel propuesto por Yankee a un nuevo plano. Elementos de la canción original como la alusión a la capital argentina son referentes del híbrido musical entre cha-cha y tango que sirven como puente cultural entre el Caribe y Sur América, sin excluir pinceladas del acento llano del castellano de la región. Esta aportación sienta las bases de lo que será la fuente musical que acompañó al video que también ampliará en múltiples temáticas y que extrajo, con mejor dicción, lo duro de la Dura del “Big Boss”.

Demás esta decir que sigo el destino de Los Rivera desde sus inicios como provocadores de ideas alternas. También puedo dar fe de su compromiso y profesionalismo durante todas las etapas de evolución artística que han sobrepasado hasta el momento.  

A Los Rivera, les agradezco la confianza de contar con mi parecer y permitirme formar parte de su proceso, detalle que considero un privilegio y un regalo de mi profesión.

Los Rivera Destino: una búsqueda honesta de arte genuino, sin aspavientos, serio, profundo y divertido por demás.