Desarrollar la musicalidad en la población con necesidades especiales: un enfoque sin prejuicios

Es muy notable cómo la sordera del célebre compositor alemán Ludwig van Beethoven sale a relucir cuando se observan los atributos artísticos de su obra musical. Posiblemente, superar esa condición limitante provoca la admiración de muchos que, aunque no conozcan su magnánima aportación a la humanidad, sí reconocen su tesón y capacidad de resiliencia ante la adversidad. En otras dimensiones, también las propuestas musicales de otros seres con diversas discapacidades como; Ray Charles, Andrea Bochelli, José Feliciano, Itzhak Perlman, Dianne Schuur, Roland Kirk, Cher, Evelyn Glennie, entre muchos otros, gozan de ese mismo encanto por la superación de sus situaciones de limitación. Esto no debe sorprender ya que se ha confirmado ampliamente que la música puede propiciar varias conexiones neurológicas y puede potenciar capacidades sicológicas, intelectuales y motrices. Sin duda, todos esos ejemplos tuvieron oportunidades que les abrieron el camino hacia el éxito. Seguramente algún músico-maestro tuvo que ver. Lo que lleva al cuestionamiento del por qué en la formación como docentes de música no se ofrecen las herramientas suficientes para extender el ofrecimiento académico a esta población que ha ido en aumento en los últimos años. En efecto, investigaciones de diversa procedencia  confirman que muchos de los egresados de carreras relacionadas a la docencia en música consideran adecuada su formación, pero no para cumplir con las exigencias de su tarea dentro de la diversidad funcional de los estudiantes de sus centros de trabajo. Podríamos mencionar el autismo, la bipolaridad, el déficit de atención, la dislexia, las digrafías, la depresión, la hiperactividad, los problemas de movilidad y la falta de algún miembro del cuerpo como muestra de las múltiples condiciones que limitan la fluidez del aprendizaje.

Existen instituciones especializadas que hacen de la música el medio para la realización y construcción de logros para estudiantes con condiciones diversas. Los objetivos educativos pueden abarcar desde la enseñanza de los fundamentos musicales hasta acciones relacionadas con la musicoterapia y la sonoterapia. Sin embargo, esta situación no asegura la oportunidad de ser expuesto a la música y por consiguiente a una educación de calidad en escuelas o colegios de corriente regular.

Ante este reto, el educador musical debe desarrollar actividades con el objetivo de asegurar ese derecho a disfrutar de la experiencia musical, tomando en cuenta que mejora la autoestima y fortalece la confianza en sí mismo. También, se puede utilizar la música como complemento para desarrollar destrezas en otras áreas académicas. Ante esta población, el maestro adapta los materiales y los contenidos procurando el mayor éxito posible entre los estudiantes. Esto no quiere decir que se obvie la ocasión de aprender las destrezas y los conocimientos necesarios para la interpretación musical en cualquiera de sus ramas.

Los contenidos dirigidos a emplearse como músico también son parte de la tarea del profesor. No obstante,  el plan de trabajo puede variar el espacio de tiempo determinado para alcanzar las condiciones deseables para el éxito de una carrera como profesional de la música. Es una práctica muy común que las exigencias en nivel primario, secundario y terciario estén al mismo nivel de un estudiante típico. Esta situación contrasta con la realidad de pianistas o guitarristas sin brazos, trompetistas paraplégicos, percusionistas sordos, cantantes e instrumentistas ciegos y bateristas de piernas amputadas que junto a muchos otros casos comparten el universo profesional de la música. La inclinación actual por parte de las autoridades educativas de muchos países  a la uniformidad de los procesos y los resultados en el ámbito escolar no propicia la justicia equitativa con esta población en vias de educarse. Usualmente el argumento mayor  en favor de estas polítcas educativas se produce en el territorio de la evaluación y en la diferencia en los criterios estéticos y prácticos. Sin tomar en cuenta la condición, la cultura y el entorno de los estudiantes. ¿Quién mejor que el estudiante para desidir la funcionalidad de su capacidad musical dentro de su realidad? Para establecer unos parámetros de observación de las actividades musicales para este tipo de alumno, es recomendable utilizar los indicados por  Levitin (2013): el desarrollo de la perceptiva-cognitiva, que incluye las destrezas de comunicación como el lenguaje musical, el habla y  la reacción emocional a la música. Por otro lado, el potenciar las posibilidades sonoras de la voz y variados objetos de multiple referencia  pueden aportar rutas de creación y de producción musical sin precedente.