La enseñanza musical superando dimensiones: más allá del modelo de estándares.

La toma de decisiones en torno al aprendizaje musical está muy ligado a el valor que cada individuo le imprima. En las sociedades modernas, este valor ha ido transformándose según las necesidades de sus miembros para mejorar la convivencia. Sin embargo, esos cambios han estado apuntando a unos conceptos sobre la educación que no necesariamente persiguen una plenitud humana. Mas bien se promueven unas situaciones de competencia continua que van estableciendo castas económico-sociales en las cuales cada estudiante se irá ubicando sin resistencia desde los años escolares.

Para perpetuar esta situación, el modelo de estándares de calidad a fungido como paradigma primario para guiar la gestión de educativa formal en las últimas décadas. Está tan arraigado este modelo que en muchas instancias definen la calidad de una institución escolar.  Los estándares son niveles de rendimiento que se deben alcanzar dentro de unos criterios determinados para el “éxito”. El modelo de estándares, en sus dos aspectos, designa unas competencias generales (estándares de contenido) por las cuales el currículo, la planificación y la evaluación del aprendizaje deben concretarse para así dictaminar la calidad de la enseñanza. Es decir, el estándar establece que el estudiante debe saber y debe ser capaz de hacer para suplir esas expectativas. Por otro lado, establece el nivel de competencia (estándar de ejecución) en cada área académica. En la fase de la ejecución musical esta guía podría ofrecer algún tipo de dirección prescriptiva. Pero entiendo que la música supera al ámbito educativo en cuanto a la calidad de las experiencias de las cuales se puede llegar a ser participe. Dicho esto, mi propuesta se dirige a ofrecer un espacio alternativo al estándar para que durante la clase de música la dimensión artística le muestre a cada aprendiz la necesidad de superar su capacidad de expresión a través de la persistencia sistémica.

La etimología de la palabra dimensión, del latín dimensio, se define como un aspecto o una faceta de algo. El concepto tiene diversos usos de acuerdo con el contexto. Pero también podría tratarse de una característica, una circunstancia o una fase de una cosa o asunto que implique alguna expansión. Establezco tres dimensiones que podrían moverse simétrica o asimétricamente; Expresión, Comunicación y Creación. En la dimensión de expresión se proponen procesos de exploración y desarrollo de la necesidad de exteriorización sonora, la adquisición de vocabulario sonante y la apreciación de los sonidos dentro de un contexto musical. En la dimensión de comunicación se ubica la música como un fenómeno cultural que fortalece la convivencia dentro de los diversos contextos sociales. Es aquí donde se enmarca la definición de conceptos musicales, la lectoescritura musical formal y la ejecución musical donde el desarrollo de la técnica implica mejores condiciones de expresión y de comunicación con su entorno social. Sin duda, en esta fase se establecerán distancias en los grados de aportación musical de cada estudiante, pero estarán enfocados en lograr la próxima dimensión(creación). Tanto para los estudiantes como para los docentes esta etapa representa la plenitud a través de la posibilidad de improvisar, reinterpretar, de componer y componer tanto individual como dentro de un colectivo. Es preciso mencionar que en cada sesión de clases se deben superar metas para que cada estudiante suponga movimiento en su crecimiento musical.

Para organizar cada dimensión es importante la participación de colegas en la creación de las actividades y la aportación individual del magisterio involucrado en la educación musical de un contexto determinado. Esta dinámica pretende una reflexión continua sobre los contenidos y las estrategias didácticas en favor de una educación musical participativa y protectora de la música como medio de expresión natural.