La educación musical en la edad temprana

Si pudiéramos hacer un ejercicio de regresión al embrión de nuestra existencia, seguramente solo tendríamos retazos de algún recuerdo. Sin embargo, el latido de nuestra madre sería el referente más confiable de las remembranzas de la etapa prenatal.  En esa dirección, es importante recalcar que la escucha de la música es un proceso natural que ira evolucionando según los estímulos que se vayan recibiendo a través del devenir de la vida.  Los niños prefieren “musiquear” desde espacios conocidos. En la actualidad la educación en general se enfatiza particularmente en los valores y la cultura de la globalización desatendiendo de forma gradual la riqueza de la propia. Pero en un esfuerzo por transformar ese hecho, sería importante reforzar las destrezas musicales desde la identidad cultural del niño y después exponerlo a la multiculturalidad con conocimiento de sus tradiciones y realidades contextuales. Cada vez más las investigaciones en niños en edad temprana confirman que esta población complementa sus capacidades lingüísticas con su exposición cotidiana a estímulos multifacéticos como; las imágenes visuales, los movimientos corporales, los gestos, la música y los sonidos. En el proceso de la expresión en edades tempranas se entrelazan una variedad de textos para la construcción y la comunicación de significados tan grandes que sería desacertado la insistencia en desarrollar las artes del lenguaje a través materiales impresos solamente.

El placer de mantenerse dentro de la conciencia afectiva del lenguaje de los padres y los ritmos y melodías a los que han sido expuestos representa el centro de una relación saludable con la música. Ya sea en ambientes escolares formales o no-formales, el enseñante debe estar al tanto de estos detalles además de los aspectos relevantes a la edad de los nuevos aprendices. Inicialmente se categoriza esta población en infantes (0-2 años), preescolares (3-5 años) y elemental primaria (5-8 años). Luego, las características físicas de estas etapas de crecimiento serán las guías de las actividades musicales que se escogerán para contribuir a la experiencia musical que hayan tenido hasta el momento. Según Hernández (2013) citando a Ilari y Sundara (2009), los niños demuestran su preferencia de escucha por las canciones sin acompañamiento armónico al principio.

Tomando este punto en particular, se podría hacer acopio de múltiples juegos, tanto de manos como de desplazamiento, que incluyan el canto como la secuencia de las actividades. También, las grabaciones de tonadas con fondos sonoros no musicales diseñados más para la sonorización de los eventos que para la armonización de la melodía, pueden contribuir durante varias de las fases evolutivas de la educación por música. Un buen modelo de educación musical con una planificación concreta para esta población debe incluir como actividad principal el juego (libre o estructurado). Las secciones de actividades musicales del día pueden ser diseñadas en mini clases que intercambien lecciones estructuradas, semi-estructuradas o sin estructura, siempre pensando en el estudiante como el centro de toda la acción lúdica-pedagógica. Es decir, primero las experiencias y los procesos, después el análisis cognoscitivo. Para efectos prácticos del docente, los niños escucharán, ejecutarán y observarán dentro de parámetros de acción didáctica en donde: 1) el sonido anteceda al símbolo en todo momento, 2) se inicien los conceptos de lo conocido a lo desconocido, 3) se planifiquen actividades sencillas que preparen para las complejas, 4) se presenten demostraciones musicales desde el todo hacia sus partes y 5) se vaya de lo concreto a lo abstracto. Desde la música, se puede apoyar el desarrollo de las diversas lecturas a través de la exploración sonora de los textos en video, canciones, dibujos, juguetes y objetos encontrados en las casas, la escuela y los eventos comunitarios. Para propósitos de expandir la experiencia, el ámbito de conocimiento musical puede nutrir conversaciones, dramatizaciones, cuentos y poemas (publicados o creados). Por otro lado, las necesidades creativas se pueden atender componiendo canciones, elaborando arreglos sencillos para banda rítmica o xilófonos, o confeccionando encuestas y carteles para adquirir nueva información, todo en un esfuerzo por promover el dinamismo de las posiciones personales y del flujo de ideas transitando por nuevas formas de actuar.