La influencia de "Disney" en la educación musical

Merece especial atención el enorme consumo que la sociedad internacional hace de las producciones cinematográficas provenientes de Hollywood y la influencia que este medio ejerce sobre la opinión pública a través de argumentos respaldados por temas musicales fuertemente estereotipados. Investigaciones han revelado que este uso del cine como medio gestor de perfiles culturales ha sido utilizado por el gobierno estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. La concepción generalizada de que su industria cinematográfica influye en la opinión pública es confirmada cuando empresas como Disney Industries ya no sólo producen cine, sino también crean ídolos musicales en masa que inundan todos los espacios de socialización modernos, en donde los niños y los adolescentes son el objetivo. Si nos remontamos a principios del siglo pasado podremos identificar a compositores como el estadounidense Carl W. Stalling (1891-1972), responsable de muchas bandas sonoras de dibujos animados producidos por Disney en un principio y luego en Warner Brothers hasta el final de su carrera, quien planteó a Disney la disyuntiva acerca de qué debía ser creado primero, la animación o la música. Esta interrogante inspiró a Disney para hacer la serie  "Silly Symphonies", cuyos dibujos  animados le permitieron a Stalling crear la música. Es oportuno mencionar que, aunque es harto reconocido el talento y creatividad de este compositor, la melodía del tema, ¿Quién teme al lobo feroz? del cortometraje animado Los tres cerditos (1933) tiene muchas congruencias con un cuarteto de cuerdas propio del romanticismo nicaragüense. Por otro lado, otro compositor estadounidense, Frank Churchill (1901-1942), recordado por la autoría de canciones para películas Disney como; Blanca nieves y los siete enanos, Heigh-Ho y, la canción iconográfica del sello; Someday my prince will come, abrieron el camino para demarcar perfiles culturales en debate como; la mujer sumisa que espera un príncipe con especificaciones raciales y sociales y conceptos filosófico-empresariales sobre el trabajo para clases desaventajadas, entre otros puntos de reflexión.

Más allá del discurso de las canciones, el fenómeno de medios masivos interrumpe también el proceso de formación musical de públicos cada día más jóvenes. Sin embargo, ese poder mediático de la industria del entretenimiento puede ser utilizado como canal de comunicación de ideas de mayor calibre y mejor escrutinio de la información que contienen muchas de las películas. Sin obviar que todas las producciones cinematográficas de Disney poseen cargas psicológicas, sociológicas y filosóficas para manipular la opinión general.

Desde la perspectiva músico-educativa podríamos identificar actividades dirigidas a desarrollar destrezas de audio-perceptiva, sonorización, ejecución instrumental o vocal y movimiento corporal abrazadas a temas de actualidad. En primera instancia, se pueden interpretar los temas cantados o interpretados para flauta dulce, banda u orquesta. Además, utilizando películas como Tarzán (1999) se pueden añadir actividades del llamado Stomp. En cursos de música general se puede entrar en la comparación de las voces de personajes femeninos como; Blanca Nieves (1937), Ariel (1989), Bella (1991), Jazmín (1992), Pocahontas (1995), entre otras, incluyendo el tema de la diversidad intercultural a través de la identificación de timbres agudos como de soprano o alto y la diversidad de rasgos culturales. En otras actividades, la sonorización de películas como, Robin Hood (1973) podrían exponer la música de la Edad media e introducir conceptos de diseño sonoro (sonorización) y composición a los estudiantes. Tomando ventaja de que la banda sonora de esta producción no tiene mucha relación con la música de la época. En la película Mary Poppins (1964 o 2018) pueden ser imitadas algunas coreografías, y vale convertir en símbolos musicales o decir como trabalenguas el “Supercalifragilisticoespialidoso” al derecho y al revés. Lejos de haber cubierto todas las opciones educativas de las películas Mickey Mouse, ciertamente se podrían mencionar múltiples formas de utilizarlas para nuestros fines musicales y educativos sin caer en el consumismo acrítico y sin reflexión.

En el caso de la educación musical, los medios definen una imagen profesional desvirtuada del maestro, que proyecta socialmente a estos docentes como profesionales idealistas que no requieren formación reglada y específica para ejercer su profesión. Ejemplos de esto son obras cinematográficas como Mr. Holland opus, 1995, donde un músico se refugia en la docencia; Music from the heart, 1999, que muestra a la maestra de música idílica; o Sister Act, 1992, 1994, donde aparece una maestra de música que revoluciona con su dinamismo un entorno de enseñanza-aprendizaje inmovilista; entre otros muchos largometrajes que se podrían citar en esta misma dirección.